Padre Eterno, tú te has servido elegir este lugar
como morada y has puesto en él
el trono de La Virgen Madre,
Reina de los Santos, en el corazón
de la ciudad de Móstoles.
Sus puertas abiertas
son el signo de los corazones de la Iglesia
que peregrina en Móstoles.
Corazones que se abren a tu paso
por nuestras vidas.
Queremos dejar entrar la misericordia
que tu Hijo tuvo clavado
en el madero de la Cruz.
Haznos luz de esa misericordia.
Somos tus hijos María.
Haznos dignos de serlo.
Y así como a san Simón de Rojas
lo colmaste de caridad
y solicitud por los pobres,
llena nuestro anhelo con la contemplación
de tu Hijo muerto y resucitado.
Y sentado a la derecha
del Padre Celeste.
Que seamos luz
para cuantos andan a oscuras
o buscan a Dios
en donde no lo pueden encontrar.
Abre los ojos
de los que se han hecho incapaces
de reconocerle.
Sé nuestra reina
y haznos tus santos en el cielo.
Por Jesucristo Nuestro. Señor. Amén