Salve, salve, Reina de los Santos,
Madre nuestra, consuelo de amor,
salve, salve, amantísima Virgen,
lenitivo de nuestro dolor.
Ve aquí a tus hijos postrados,a tus pies con devoción,
para implorar con fe viva,
tu clemencia y protección.
No abandones ¡oh! Madre bendita,
a este pueblo de ti preferido,
al que siempre en sus horas de pena,
tu consuelo le has concedido.
Haz que todo se conserve vivo,
al calor de tu fe y devoción.
e intercede que tu amado hijo,
nos conceda eterna salvación.